en 4.0, Industria

El futuro está aquí

Industria 4.0, un término que si buscamos en Wikipedia encontramos la siguiente definición. Industria 4.0 también señalada como cuarta revolución industrial, Industria inteligente o Ciberindustria del futuro. Corresponde a una nueva manera de organizar los medios de producción. El objetivo que pretende alcanzarse es la puesta en marcha de un gran número de “fábricas inteligentes” (smart factories) capaces de una mayor adaptabilidad a las necesidades y a los procesos de producción, así como a una asignación más eficiente de los recursos, abriendo así la vía a una nueva revolución industrial o Cuarta revolución industria. Tras la invención de la máquina de vapor, la explotación de la energía eléctrica, la introducción del trabajo en cadena y los primeros robots, la industria ha dado otro importante paso más al alcanzar la capacidad de conectar todos los sistemas, incluyendo máquinas, herramientas y no solo sistemas informáticos. Lo sé, suena a términos muy técnicos tecnológicos que nos asustan por su complejidad. Aunque si lo simplificamos más también oímos términos como los siguientes: internet de las cosas o IoT, GPS, realidad aumentada, Big Data, algoritmos, sensores, inteligencia artificial, realidad virtual, la nube, 3D, cloud computing, robots autónomos y así un listado de términos que parecen no terminar. Aunque vamos a simplificarlo más, muchos más.

Para ello, primero, nos debemos poner en situación, vamos a pensar en nuestras vacaciones. Estamos disfrutando de ellas y decidimos realizar una fotografía donde aparecemos nosotros y nuestros familiares con nuestro smartphone. A continuación, la publicamos a una de nuestras redes sociales favoritas, esta foto queda alojada a la nube, a los servidores que ni tan siquiera se encuentran en nuestro país. Automáticamente esta publicación está mostrando tu ubicación por el GPS del terminal móvil que hemos utilizado. Pero no termina aquí, el contenido de la fotografia es analizado por algoritmos que conjuntamente otros análisis de fotografias similares, publicaciones, ubicaciones, análisis de texto y similar, confeccionan lo que llamamos big data, una cantidad enorme de información. Este análisis permite, entre otras cosas, identificar los rostros de las personas que aparecen en la fotografía, y como por arte de magia, la red social nos muestra publicidad relacionada del lugar donde hemos realizado la fotografía. Si, todo ello con solo una simple fotografía. Ahora seguimos con nuestro móvil, estamos en la playa, relajándonos de nuestras merecidas vacaciones, pero nos acordamos de que mañana se terminan y debemos volver a casa. Antes de volver decidimos que debemos hacer trabajar nuestro nuevo robot aspirador, pero no pulsando un botón, sino desde nuestro smartphone. Tan fácil como abriendo una aplicación y seleccionando la opción adecuada. Gracias a los sensores y a la inteligencia artificial que incorpora, este robot aspirador, aprende a ser más eficiente realizando un mapa de todo nuestro domicilio y optimizando la tarea requerida en menos tiempo. Llega el día que debemos finalizar las vacaciones y volvemos a casa, cargamos las maletas al coche y para realizar el viaje de vuelta más ameno, decidimos escuchar música. Esta música la escuchamos a través de nuestro servicio de música bajo demanda, mientras optimizamos la ruta gracias al GPS de nuestro smartphone conectado al vehículo. Llegamos a casa, hemos programado las luces para que se enciendan al detectar nuestra ubicación cerca del domicilio, al igual que la calefacción, las ventanas y multitud de dispositivos conectados. El internet de las cosas, o IoT, ha llegado para quedarse. Una vez en casa, decidimos ver nuestra serie favorita con nuestro servicio de video bajo demanda que tenemos contratado, que gracias al cloud computing analiza la carga de los datos sobre los servidores para que disfrutemos de la serie sin cortes y con una calidad de imagen increíble. Aburridos de tantas series, encendemos nuestra videoconsola, jugando a juegos que nos muestran entornos 3D impresionantes y que complementamos con nuestras gafas de realidad virtual. La realidad virtual nos permite estar dentro del juego e inmersos en la acción. Cansados de tanto ocio, nos percatamos que aún no hemos realizado la compra de esas nuevas estanterías para el despacho. Nos descargamos una aplicación a nuestro móvil de un fabricante de muebles. La aplicación nos permite tomar medidas simplemente con la cámara del terminal y una vez finalizado, gracias a la realidad aumentada, podemos comprobar si las estanterías que queremos comprar tienen cabida o no en el despacho y si su color es el adecuado con el tono de nuestra pared.

Todas esto son tareas que en algún momento hemos o vamos a realizar en nuestro día a día. Tareas que cada vez son más normales y han cambiado nuestras vidas, algunos dicen que haciéndola más sencilla, otros… digamos que no tanto. Si nos fijamos, es la primera vez que una revolución industrial empieza gracias a tecnologías que ya utiliza el usuario final, una revolución que utiliza herramientas que ya son de consumo. Todas las revoluciones industriales, han supuesto después un cambio de hábitos o mejoras para el usuario final, esta vez, es el usuario final quien hace cambiar a la industria. Poco a poco las líneas de montaje o producción contienen más sensores que están conectados a internet o incluyen partes conectadas, IoT para los amigos. Ahora podemos analizar los datos de uso de esta cadena a través de una aplicación en nuestro smartphone en tiempo real y perfectamente monitorizado. Antes realizábamos mantenimiento preventivo, ahora ya hablamos de mantenimiento predictivo gracias al análisis que nos facilita el big data y algoritmos procesados y almacenados en forma remota gracias al cloud computing y la nube. La cadena logística ha mejorado de forma acelerada gracias al control por GPS o localización, podemos saber en tiempo real donde se encuentra un componente de nuestra cadena de suministro o línea de producción.  Pero aún hay más, los robots ya no son simples engranajes mecánicos, enormes que siguen una programación estricta y definida. Ahora van apareciendo más robots de acompañamiento, que trabajan a nuestro lado y que gracias a la inteligencia artificial y a los algoritmos de programación pueden adaptar su productividad. Antes hemos hablado de los videojuegos, la realidad virtual y el 3D como entretenimiento. Hoy en día podemos realizar aprendizaje de conducción de carretillas elevadoras en un entorno 3D perfectamente simulado, con gafas de realidad virtual sin necesidad de disponer del vehículo. Y si, esto es solo el principio de una revolución que cambiará completamente nuestra forma de trabajar y como entendemos el trabajo.

Como toda revolución o cambio tenemos nuevos retos. Cuando hablamos de industria 4.0 debemos ser conscientes de que no tan solo con la introducción de tecnologías digitales en una empresa ya podemos considerarnos una empresa de la industria 4.0, no, este término lleva consigo ciertas líneas maestras de actuación. Toda esta Cuarta Revolución Industrial es un profundo reto para las empresas que siempre están enfocadas en vivir el día a día. Sera complicado, pero las que logren afrontar el reto y superarlo van a tener que utilizar este tipo de tecnologías que ya están aquí. Uno de los principales retos, es la formación. El objetivo debe ser proporcionar a los trabajadores una formación constante, que les permita adquirir nuevas habilidades. Por otro lado, se deben formar adecuadamente las generaciones futuras, dando un mayor peso a las soft-skills, esas habilidades necesarias para seguir siendo flexibles y preparados para enfrentar el cambio. El hecho de utilizar herramientas ya presentes en la sociedad nos puede facilitar esta tarea, pero debemos ser conscientes que es necesaria. Estas herramientas evolucionan rápidamente y los cambios son más rápidos que antes ya que a largo plazo los cambios no solo afectarán a los trabajadores, sino sobre todo a las empresas y sus modelos de negocio. La digitalización de la sociedad y de la industria plantea retos y genera oportunidades. Podemos hablar también de productividad. Con la industria 4.0. la formación juega un papel muy importante en este sentido. La mejora en la productividad no se consigue sólo con mayor automatización y nueva maquinaria, sino también por la presencia de figuras altamente especializadas que, además de garantizar el funcionamiento de la tecnología, gestionan todas las dinámicas de personalización del producto y satisfacción de las necesidades o deseos de los consumidores, indispensables para asegurar que los que hoy ya podrían evitar la compra de un coche, sin embargo, lleguen a planteárselo. Con ello quiero decir que en los próximos años veremos cómo se generan nuevos puestos de trabajo. Perfiles como expertos en robots colaborativos, en cloud, en social o en inteligencia artificial serán algunos de los destacados en aparecer en las búsquedas de empleo. Es importante adaptarse a tiempo. Porque al igual que se crearán nuevos, se destruirán otros, un escenario que puede ser preocupante, pero también muy fascinante y estimulante. Acompañar el cambio y no tentar de forma utópica o demagógica detenerlo o, peor, negarlo, es la mejor respuesta que todos los jugadores involucrados, empresas, centros de formación y administraciones, deberían dar.

Por eso, es importante, no tengamos miedo.

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